EL CLUB DE LOS CALLADOS

Imagen de Isabella Arias.

El salón siempre ha sido dividido en diferentes, los populares, estudiosos y demás; pero en este estamos nosotros, el Club de los Callados. Nosotros somos diferentes e iguales a todos, aquí podemos ser quienes queramos, no tenemos que fingir para que los demás nos aprecien, aquí somos nosotros, auténticos. Yo mismo he sido todo lo que he querido, he sido jugador de videojuegos, reseñador de películas y series, filósofo, escritor, periodista, poeta, comediante, músico, turista y la cosa, es que en todos me he divertido, he podido ser todas y cada una de estas, en este grupo de personas excepcionales, que hacen lo mismo que yo, ser quienes son. Es gracioso, a pesar de hablar tan bien de este, nadie nunca será parte del grupo por elección, somos integrantes de este por circunstancias, ninguno de nosotros nunca fue carismático; muchos de nosotros, apenas y podíamos hablarle a los demás, siempre fuimos los tímidos, lo que nunca se quedan con la chica en películas, los que disfrutaban de ver al villano ganar, pero teníamos miedo de decirlo, siendo que siempre fuimos los callados, que si hablaban eran juzgados, pero aprendimos que si alguien habla, va a ser criticado, sin importar qué y sabemos que es mucho mejor hablar, expresarnos, pues no somos idiotas, algunos de nosotros tenemos dones excepcionales, pero nadie nunca se enteró, nadie nunca supo del extraordinario dibujante, del músico imparable, del escritor de líneas pesadas, del genio de la informática, de la poeta que saca lágrimas, de David que vence a Goliat o del gran cineasta. Pero nos hicimos oír. La cosa es que suena muy bonito al escribirlo de esta manera, pero no siempre lo es o lo fue, llegó un punto en el que a los demás ni siquiera les agradaba mi olor, en el que nadie quería saber de mí y en parte, ni siquiera sabían de mí, pues no les importaba. Al Club de los Callados nunca les importó como me veía, caminada, olía o hablaba, pues todos fuimos alguna vez inadaptados sociales, la gente que no le importa a los demás y tampoco sabían hacerse relevantes, abusaban de nosotros por tener miedo de alzar la voz ante ellos y esa es la parte fea de ser del Club de los Callados.

Somos el Club de los Callados por siempre haberlo sido, por ser los típicos raros del salón, por ser tímidos y muchas otras cosas, y somos un grupo de raros en esta sociedad de gente perfecta, pero nos encanta, no tenemos que fingir ser diferentes, uno se encuentra que cada persona tiene algo, algo extraordinario y esto se ve cuando se para de fingir.