ME INVITÓ A PESCAR
- María José Gallego
- 20 may 2020
- 2 Min. de lectura

Ilustración de Isabella Arias
Realmente no esperaba la invitación, pero no la podía rechazar. Después de todo, él era el hermano de mi mejor amiga. No lo veía mucho, además siempre sentí que le molestaba mi cercanía con su hermana. Ella era maravillosa, me encantaba cada cosa de mi mejor amiga, excepto el hecho de que lo fuera, yo la amaba, pero ella nunca se sintió del mismo modo. No quería presionarla, creí que me bastaba con su amistad. Honestamente, fue solo en el funeral que realmente se acercó a mí, nos unieron las memorias de su hermana muerta. Hubiera preferido circunstancias diferentes, pero las cosas son lo que son.
Ella había desaparecido semanas atrás. Cada día y cada hora sentía la ansiedad en cada parte de mí. Necesitaba saber si la habían encontrado, si alguien sabía dónde estaba. No podía dejar de pensar en ella, comenzar a hablar con su hermano me distraía un poco. Finalmente, un lunes nos llegó el informe de las autoridades, habían suspendido la búsqueda porque ya se habían agotado todos los recursos. Su hermano se puso histérico.
A fin de cuentas, solo nos teníamos el uno al otro, en el fondo yo estaba feliz de que confiara en mí. Un día me invitó a pescar, yo siempre pescaba con su hermana y me pareció un bonito gesto. Pero mi entusiasmo nubló mi juicio. Debería haber sospechado cuando me dijo que el bloque de cemento y la cuerda iban a hacer un ancla improvisada para el bote de remos. Debería haber sido más rápido cuando me agarró por los pies y ató el otro extremo de la cuerda a mis piernas. Debería haber sido más fuerte y aferrarme al bote. Dicen que cuando mueres, tu vida pasa ante tus ojos, pero en mi caso eso no fue lo último que vi. Vi una cara familiar. Claro, las semanas bajo el agua habían distorsionado un poco su rostro, pero reconocería la cara de mi mejor amiga en cualquier lugar. Siempre pensé que moriría con mi mente en paz. En los últimos momentos antes de que el agua terminara de llenar mis pulmones y se me acabara el oxígeno, mi mente fue invadida por una pregunta, la pregunta que acabó con mi vida. ¿Cómo supo él que aquí es donde había dejado a su hermana, cuando la invité al lago?
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