Heliangelus es el nombre oficial del laboratorio de Ciencias Naturales y Educación Ambiental. Su nombre proviene de una convocatoria donde los estudiantes propusieron nombres para el espacio recién abierto. Martín Roa Sánchez, quien cursaba entonces cuarto grado, decidió postular el nombre en homenaje a un grupo de científicos, liderados por Gustavo Adolfo Londoño, egresado del colegio, quienes descubrieron el colibrí Heliangelus amethysticollis, el único colibrí que ronca.
Debe reconocerse en primer lugar, la gran mejora de este espacio en contraste con el anterior, puesto que, según mis recuerdos, no debo estar parado sobre dos mondadientes para pasar entre las sillas y las mesas. Oh, por dios, sinceramente no extraño aquellos tiempos. En definitiva es grande y espacioso. Sin embargo, no puede obviarse el calor que hace por la tarde. Mi momento de mayor sufrimiento es la última hora del día seis. En ese instante, el laboratorio parece un horno diseñado para dejar seco a quien quiera que esté ahí. Creo que no soy el único que piensa que en el laboratorio hace mucho calor, y que la única solución solo puede ser es un aire acondicionado. Con todo, nos conformaríamos al menos con un ventilador, pues somos conscientes de que necesitamos un espacio ventilado para no inhalar gases al momento de realizar algunos experimentos.
Pero esto es la perspectiva de todos, no solo mi opinión. Así, se le preguntó a un profesor su opinión acerca del laboratorio. “El laboratorio básicamente recrea una situación simulada sobre los fenómenos naturales, lo que permite que el estudiante se acerque al fenómeno y lo comprenda de una manera más viva, en el sentido que lo puede observar, tocar, oler o sentir, algo que el papel o la imagen no puede transmitir, en resumidas cuentas el laboratorio permite que el estudiante se acerque a un fenómeno de una manera más viva a comparación de libros o videos”, respondió. También se dialogó con él acerca de las condiciones actuales del laboratorio. Ante esto respondió que aunque si le faltan instrumentos que ayuden a que el estudiante experimente con ciertos fenómenos, los costos de estos son muy grandes y además no son fáciles de adquirir; sin mencionar los costos de mantenimiento para que estos sean precisos. Por otro lado, se manifestó de acuerdo en la necesidad de tener un ventilador que salve nuestras almas del caluroso infierno.
Lo siguiente en la lista era la opinión de la directiva de nuestro colegio, la respuesta fue casi igual, el laboratorio sirve para que el estudiante viva un fenómeno…etc., pero hubo una parte que captó mi atención, y es que el laboratorio fue construido siguiendo normas internacionales y que por esto se adapta a un tipo de investigación de fenómenos, a esto se debe que no haya súper microscopios en el laboratorio y mucho menos maquinas que sí se encontrarían en laboratorios científicos más avanzados (nivel universitario o profesional)
Para terminar el laboratorio es un plus para nosotros. A quién no le gusta ver como la mezcla del ácido clorhídrico y el magnesio hacer burbujas y sentir como se calienta. Este espacio es sin duda algo necesario para nuestro colegio. Pero no podemos obviar la ausencia de algo, algo tan trivial que de ser necesario llamaría obvio, y esto es un ventilador. Es en serio, falta un ventilador en ese espacio.