Escrita por Lewis Carroll
Ilustrada por Rebecca Dautremer
Publicado por Fondo de Cultura Económica
Recomendado para quienes necesitan descansar del mundo cotidiano
Es un clásico, de seguro lo sabes.
Has visto las adaptaciones y, quizá, diversas referencias a ella en diversos libros. Referencias como aquellas que mencionan al conejo blanco o a la Reina Roja; incluso puedes recordarla cuando ves a una oruga fumando narguile. Alicia, es casi una leyenda, asoma entre los pliegues de nuestra cultura.
Alicia es la encarnación de la mismísima aventura; es la negación de lo común y lo cotidiano, al punto que nada en este libro es esperable. Conoces los personajes, conoces algo de la trama, pero cuando te sumerges en las páginas de este libro te das cuenta de que nada es tan sencillo como lo recordabas, que entre las letras asoma la locura o un mensaje secreto; que hay una señal que se te escapa, del Destino, Dios o de tus amados. Alicia siempre está atenta a susurrarte algo cuando menos te lo esperas.
Ahora bien, hay razones para decirte que esta es una edición especial. La primera de ellas es el tamaño. Este libro no fue editado para las escuálidas manos de un niño, no. Está editado para los brazos de un titán, de un lector al que le gusta abismarse en mapas polvorientos, en atlas voluminosos o en libros de saberes secretos. Así que no te será fácil meterlo debajo de tu camisa para sacarlo a escondidas. Hay otra cosa en la que te quiero que te fijes. Mira con detenimiento las ilustraciones. Esa maga de la ilustración que es Rebecca Dautremer se aleja como fugitiva de Disney y retoma la idea original de Alicia, una niña pequeña, algo esmirriada, de cabello corto y castaño. Alicia, tal vez, como la haya visto Lewis Carroll.
Ya sé que consideras que tu eres demasiado grande para este libro con animales que hablan. Sin embargo, ¿crees posible resistir la sonrisa flotante del Gato de Cheshire; los interminables tés con la Liebre y el Sombrerero Loco; soportar los interminables cambios de estatura de Alicia? ¿Lo crees? ¿Lo crees?
Te recomiendo tomar ese enorme volumen, plegarlo en tu maleta, llevarlo debajo de tus cobijas y empezar a leer debajo de las cobijas, “Alicia comenzaba a hartarse de estar sentada sin quehacer en la ribera del río”. Tal vez tu estés hartándote de estar frente a Netflix o con tu celular; cansado de esperar ese mensaje que tal vez nunca llegue. Así que, mientras tanto, te invito a que te adentres en El País de las Maravillas.