Escrito por Robert E. Howard
Ilustrado por Mark Schultz
Fantasía
Disponible en la Biblioteca de aula del salón 408
La santísima trinidad de la Fantasía está conformada por J. R. R. Tolkien, H. P. Lovecraft y Robert E. Howard. Del primero sabemos de El señor de los anillos, el segundo creó Los mitos de Cthulhu, en tanto el tercero creó a Conan. El cimerio, el bárbaro, el rey. Conan, la leyenda.
Si se pensara en crear un personaje en la actualidad que fuera como Conan seguramente sería censurado. Aún antes de salir sería desacreditado por machista, racista y misógino. Los relatos de Conan narran las aventuras de un bárbaro en una tierra hostil; un bárbaro interesado tan sólo en sobrevivir, pasársela bien y luchar contra demonios, no por fe, solo porque le estorban.
Por estas razones, los relatos de Conan se sitúan en el inicio de los tiempos, plenos de paganismo. Es decir, un mundo primigenio donde se adoran a los dioses y demonios de la naturaleza. Esto también hace que los personajes de Howard sean un poco unidimensionales, con pocos matices de grises. De esta manera, los malos son malos, los inocentes son inocentes y Conan, bueno, Conan es el héroe barbárico por excelencia, quien no se piensa las cosas antes de hacerlas, solo las hace sin más ni más, solo porque puede, solo porque el mundo se encuentra en desventaja frente a su voluntad y poderío.
Para los lectores de fantasía épica, para aquellos que gustan de leer acerca de grandes batallas, de demonios que surgen de los abismos, de héroes que no conocen el temor y se atreven a todo y contra todo; para aquellos que gustan de pasar un buen rato; para aquellos que no tienen miedo en el corazón, que han superado el miedo a la oscuridad y la clase de matemáticas; para todos aquellos está Conan de Cimmeria.