- ¿Le gusto el libro de la mariposa? -dijo la bibliotecaria.
Ella contestó que sí con su suave y melodiosa voz.
Ahí estaba, solo olí su aroma y supe que estaba cerca. Tenía un vestido rojo con encaje, estaba más linda que nunca. Me encantaría que ella me mirara y supiera que yo existo.
Al acercarse se le cayó uno de sus libros, yo iba a ayudarla pero la bibliotecaria llegó antes que yo, recogiéndolos.
- Profesora, su libro-, le dijo la bibliotecaria.
Le agradeció y luego camino hacia mí. Yo me quedé frío, no sabía que pasaba, se paró enfrente de mí y me dijo:
-fkashtuk.
Confundido no entendía que pasaba, ¿se estaba ahogando? La profesora cayó al suelo, y seguía emitiendo aquel sonido, fkashtuk, fkashtuk, una y otra vez. Definitivamente se estaba ahogando. Le apreté el estómago intentando hacer la maniobra de resucitación que tantas veces había visto en la televisión. Lo único que podía pensar es que iba a ser su héroe.
Después de tres intentos ella empezó a toser muy fuerte y de repente una pequeña mariposa azul salió volando de su boca hacia la ventana.