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Ilustración de Daniela Puerto
En un hospital particular en Australia, una joven médica estaba trabajando el turno de noche. Eran alrededor de las 3 de la mañana cuando terminó su última operación. Estaba en el quinto piso y presionó el botón del ascensor. La médica estaba cansada después de un largo día y esperaba con ansias el final de su turno. A las 3 de la mañana el hospital estaba muy tranquilo, la mayoría de los pacientes estaban dormidos y muchas de las enfermeras ya se habían ido a casa. Entró en el ascensor y solo había una persona allí. Conversó con la mujer mientras el ascensor descendía. El ascensor se detuvo en el sótano y la puerta se abrió. Vieron a un anciano vestido de blanco de pie allí. El anciano estaba a punto de entrar cuando la médica de repente oprimió el botón de cierre y presionó el botón para el quinto piso.
"¿Por qué hiciste eso?", Preguntó la anciana asombrada.
"He realizado muchas operaciones", respondió ella. "He visto morir a mucha gente. Cuando un paciente muere, se les coloca una pulsera roja en el brazo". La mujer escuchaba en silencio.
"Lo viste, ¿verdad?" dijo la doctora. "El viejo ... el anciano tenía una manilla roja".
"Una pulsera roja ...". dijo la mujer mientras levantaba su brazo derecho. "¿quieres decir cómo esta?