Escrito por Wislawa Szymborska
Ilustrado por Kike de la Rubia
Publicado por Nørdica libros
Poesía
Disponible en la Biblioteca de aula del salón 408
Tenemos la idea equivocada de que la poesía es un camino misterioso y terrible. Leer poesía se concibe como una labor de gran peligro y exigencia, una travesía casi imposible. Sin embargo, la poesía es un hecho que nos acontece a diario, que está presente en nuestra cotidianidad, en las rimas de los niños, en las canciones de la radio, en el sonido de las palabras, en los labios de ella cuando me habla…
Los grandes poetas también, a menudo asustan, porque se cree que emplean necesariamente palabras incomprensibles, aunque esto no sea cierto. Un ejemplo de ello, uno de los mejores ejemplos de ello, es Wislawa Szymborska, una escritora polaca, ganadora del premio nobel de literatura en 1996 y que es reconocida por su poesía (no es el único género que escribió).
Sus poemas se caracterizan por ser breves, con un lenguaje sencillo, con figuras cotidianas al alcance de cualquier lector. De hecho, en algunos momentos podemos creer que leemos palabras que tal vez dirían nuestras madres o abuelas, “Después de cada guerra/ hay que limpiar. / No se van a ordenar las cosas, / digo yo.” (p. 72). Sin embargo después de este comienzo, sencillo, cotidiano, introduce una imagen más fuerte, casi feroz, añade: “Alguien debe echar los escombros/ a la cuneta/ para que puedan pasar/ los carros llenos de cadáveres” (p. 72). Si te fijas, si te fijas por un momento, por un breve instante, mira como después de las palabras de la madre, de la abuela, te mete a saco, sin que te des cuenta, la brutalidad de la muerte, no ya con uno o dos muertos, sino con carros llenos de cadáveres. Si te fijas bien, si te detienes a pensar en ello, puedes darte cuenta como esta mujer de apellido impronunciable para nosotros, con palabras de abuela, de madre, te acaba de hablar de brutalidad de la guerra. Sólo te comento dos estrofas de un poema, el resto, bueno, el resto es cosa tuya.
Hay elementos de este libro que no podemos pasar por alto. Uno de ellos es la calidad de las ilustraciones que buscan "atrapar” las imágenes sugeridas por Szymborska. La otra, para quienes gustan de estos detalles, es que se trata de una antología (es decir, una reunión de poemas provenientes de muchos otros libros, en este caso) bilingüe, por el caso que decidas atisbar algo de polaco o húngaro.
Si decides pasarte por estas páginas, no te arrepentirás, aunque bebas de estas palabras de cuando en vez, una página o dos al día, o como glotón, te la zampes de un solo bocado. En todo caso, estoy seguro, te dejará un buen sabor en la boca.