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Juan Carlos Noguera fue el ganador del segundo puesto en la categoría B del I concurso de cuento del Gimnasio la Colina. Sobre su cuento, el jurado se pronunció: "En el segundo lugar se ubica un cuento escrito con pasión, intensidad y, sobre todo, con la furia de estar vivo. Un relato quizás de terror, quizás psicológico, que nos transporta al horror convertido en sueño, pero un horror que nos permite al mismo tiempo sentir miedo y empatía por el personaje. Con un uso vertiginoso del lenguaje ocupa el segundo lugar Sueño de un monstruo de Juan Carlos Noguera."
Eran las 6:30 de la mañana de un viernes. Tuvo una sensación muy rara, como si alguien me estuviera inyectando algo, y fue el ardor de ese chuzón lo que me despertó. Entonces me sentí inmortal, sentí que era el dios del mundo y podía hacer lo que me diera la gana. Me miro las manos y me las veo negras, con unas garras. Ese mismo día me sentí más poderoso de lo normal, me sentí capaz de matar a alguien y comérmelo sentí que tendría que aprovechar ese don que alguien me había dado para vengarme de todas las personas que me hirieron en el pasado.
Salí de mi casa y me dio un antojo de carne, pero de carne cruda; veía una carnicería y se me aguaba la boca, sentía que esa carne me llamaba para devorármela, así que decidí ir al bosque a cazar un animal con mis propias manos. Se me facilitó ver, ya que mis ojos podían ver claramente a través de la neblina densa. Cuando maté mi primer animal pude en verdad sentir y saborear la sangre de un animal recién muerto. Sabía exquisita. Así que decidí ir por uno de esos personajes que cuando estaba en la escuela me maltrataba. Me puse a revisar mis anuarios viejos y encontré a uno llamado Marcial Millán. Apenas lo vi en la foto lo reconocí. Entonces me puse a buscar y encontré que estaba viviendo en Fukuhisma, Japón; que trabajaba en una fábrica radioactiva y que era una de las pocas personas que había sobrevivido al tsunami. Así que tomé rumbo a Japón en un tren durante quince horas.
Apenas llegué a Fukushima, sentí que el aire infectado de material no me hacía efecto. Así que decidí in en primer lugar donde su esposa a ver qué cosas divertidas podía hacer con ella. La terminé fácil. La cogí en la oficina que trabajaba y me la lleve donde el mar estaba infectado para que muriese lentamente. Luego decidí ir donde Marcial Millán y matarlo. Cuando estaba entrando por su puerta, decidido a darle muerte y comérmelo, comencé a sentirme cada vez más débil, y justo cuando iba a enterrarle mi garra, me desperté del sueño que tuve.